miércoles, 16 de octubre de 2013


Familiares de pacientes con cáncer también ameritan apoyo psicológico

GUANARE/
PRENSA MPPS / JUANA INÉS MOLINA

Blanca González fue diagnosticada con cáncer de mama hace 11 años, y hoy lleva una vida en la que los excesos no tienen cabida, a menos que se trate del cariño y el amor de sus seres queridos, esos que en los momentos difíciles estuvieron a su lado y aprendieron a vivir con la enfermedad.

El cáncer es la segunda causa de muerte en Venezuela, luego de las enfermedades cardiovasculares. En las mujeres, los tipos de cáncer más comunes son el de cuello uterino y el de mama, con una diferencia cada vez más pequeña entre ambos tipos.

Así como Blanca, son muchas las venezolanas que cuentan sus historias de vida, para dar aliento y apoyo a quienes luego del diagnóstico deben someterse a un tratamiento duro y difícil que incluye radio y quimioterapia, además de otros cuidados complementarios.

González, junto a un grupo de mujeres guanareñas, integra una organización sin fines de lucro que apoya a los pacientes atendidos en la unidad de oncología de Hospital Universitario Miguel Oraá y a sus familiares. Las une, además del trabajo voluntario, una característica común: son pacientes con disminución o desaparición de los signos del cáncer, mejor conocida como remisión.

Paciente y entorno

Simón Rodríguez, jefe del programa de Oncología en la Dirección Estadal de Salud de Portuguesa, explica que además de los medicamentos y la radioterapia es necesario considerar el aspecto psicológico cuando se trata a un paciente con cáncer.

“Está demostrado que el estado psicológico del paciente determina la reacción de su organismo a una terapia determinada, y es por eso que los pacientes con cáncer son valorados de forma integral por médicos, nutricionistas, psicólogos y otros profesionales de la salud”, comentó el médico.

Esto lo confirma el testimonio de Blanca: “Cuando te diagnostican cáncer parece que toda la familia se enferma igual que tú. Cada vez que yo iba a aplicarme la quimioterapia llevaba a un miembro distinto de mi familia, para que viera por sí mismo que yo no era la única mujer con cáncer de mama, y que a pesar de las circunstancias, podíamos reír o llorar normalmente”.

Gracias a su trabajo voluntario, Blanca ha aprendido que de todo un grupo familiar, el paciente es quien normalmente mantiene la calma e incluso, termina por servir de apoyo a sus acompañantes.

“La familia es la que más sufre, por eso soy de los que creen que el primero en ser atendido por un psicólogo debe ser el familiar, para que aprenda como aprendió mi familia: a tratarnos y a respetarnos a pesar de la enfermedad”, dijo convencida.

Paciencia y fe

Moderación, constancia y fe son las claves que usó Blanca González. Ella, igual que muchos otros pacientes con remisión de la patología, no se considera sobreviviente o víctima de cáncer, y toma esa etapa de su vida como una experiencia que le permitió crecer como ser humano.

A juicio del doctor Rodríguez, que los pacientes brinden su experiencia a quienes inician el tratamiento, es muy positivo, porque la ciencia ha avanzado y con ella crecen las posibilidades de vencer la enfermedad.

“Después del tratamiento y de la remisión hay una vida, y vivirla a plenitud depende de cada persona”, comentó Blanca. Describió que ahora se alimenta sanamente, no consume alcohol, evita el contacto prolongado con el sol e intenta llevar una vida alejada del estrés.

Explicó Simón Rodríguez que el tratamiento con medicamentos es apoyado con otras actividades que normalmente incluyen terapias de grupo a las que asiste el grupo familiar.

Según el jefe del programa Oncología en Portuguesa, es necesario que quienes lo rodean a un paciente con cáncer, tengan presente que la fragilidad es pasajera y la enfermedad no lo incapacita de por vida.

Fotoleyendas:

2894 Blanca González tuvo cáncer de mama y apoya a los pacientes en tratamiento
2900 Simón Rodríguez, jefe del programa de Oncología en la Des Portuguesa

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