jueves, 24 de abril de 2014


Vigilancia epidemiológica ininterrumpida ha sido clave para controlar la malaria en Portuguesa

Este 25 de abril se conmemora el Día Mundial para la prevención de esta enfermedad, y el equipo estadal de salud muestra fortaleza para combatirla

GUANARE/
PRENSA MPPS / JUANA INÉS MOLINA

    El coordinador de Salud Ambiental destacó la
participación comunitaria para controlar la malaria
La disponibilidad de visitadores rurales a tiempo completo ha sido crucial para el control de la malaria en Portuguesa, estado llanero que en los últimos siete años ha enfrentado dos brotes de la enfermedad transmitida por el mosquito anopheles.

Orlando Rojas, coordinador encargado de Salud Ambiental en la entidad, explicó que ambas situaciones fueron consecuencia directa de la llegada de casos importados de otros estados del país, procedentes de los estados Bolívar y Amazonas.

“No hemos registrado ningún caso autóctono, sólo casos importados. No obstante, se mantiene la vigilancia activa en todo el estado, principalmente en los municipios Guanare y San Genaro, que son las localidades en las que se produjeron los últimos brotes”, indicó el funcionario.  

Además de la identificación de los casos por observación clínica y exámenes de laboratorio, los funcionarios de Salud Ambiental se dedican a la eliminación del mosquito transmisor de la patología, con actividades de nebulización y rociamiento casa por casa en las comunidades en donde se reportan las incidencias.

“Es un trabajo constante, que semana a semana nos lleva a visitar las comunidades para verificar la condición de los habitantes y controlar la presencia del zancudo”, indicó Rojas.

Casa por casa

Quincenalmente, las cuadrillas completan la visita de unas dos mil viviendas dispersas en treinta y nueve caseríos. Según un papel de trabajo de la demarcación Guanare, esto se debe a que la intención es bajar la ocurrencia de casos y frenar el posible contagio.

Recordó Rojas que el mosquito anopheles, con condiciones de viento favorables, puede recorrer hasta 5 kilómetros de distancia volando, por lo que el control químico debe ser completo en cada comunidad y ha de realizarse cada cuatro meses.

De vital importancia resulta también la participación comunitaria, pues los ciudadanos mantienen informado al equipo de salud sobre las incidencias que se generan en cada localidad.

“Es la propia comunidad la que alerta sobre la presencia de algún caso febril y gracias a la información que reciben de parte del equipo de salud, pueden determinar si pudiera tratarse de un caso de paludismo”, comentó el coordinador portugueseño.

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